Durante la Navidad de 1992, Tortell Poltrona recibió una llamada de unos niños y niñas de la Escuela Proyecto de Barcelona donde le proponían llevar su espectáculo a la guerra Yugoslava por los niños y niñas de un campo de refugiados con los que se comunicaban a través de una pionera red telemática.
Proponían celebrar una jornada por la Paz simultánea en las escuelas conectadas a la red y querían enviar alegría a la guerra de los Balcanes. Los niños y niñas de Barcelona habían recogido su dinero por los gastos del viaje.